Cocinar con poca grasa puede resultar todo un reto. Los siguientes consejos le ayudarán a cocinar más sano y mejorar el valor nutritivo de los alimentos sin sacrificar el sabor ni incrementar el tiempo empleado en la cocina.
Prepare caldos caseros de pollo y carne sin grasa. Una vez haya colado el caldo, déjelo enfriar en el refrigerador hasta que toda la grasa se haya solidificado en la parte superior. A continuación, retire cuidadosamente la capa de grasa con una cuchara. Con este sencillo truco, obtendrá unos caldos que podrá utilizar como base de sopas y salsas bajas en grasas. De no ser utilizados inmediatamente, siempre podrá guardarlos en el congelador y mantenerlos allí por un máximo de 3 meses para su posterior uso.
Use baterías de cocina antiadherentes. Además de facilitar la limpieza, las baterías que incorporan capas interiores antiadherentes le permitirán cocinar con el mínimo uso de grasas y aceites. A la hora de saltear alimentos, evite condimentos como la mantequilla o el aceite. En su lugar, utilice un poco de vino o de caldo casero de pollo sin grasa.
Siempre que sea posible, cocine las frutas y verduras con su piel. Esto ayudará a conservar sus nutrientes. Utilícelas para preparar riquísimos y nutritivos postres como peras al vino, manzanas rellenas o calabaza al horno.
Aficiónese a la olla a presión. Muchos estudios sugieren que las vitaminas y los minerales se diluyen y pierden en el proceso de cocción. La vitamina C, importante nutriente presente en muchas frutas y verduras, es especialmente vulnerable por su alta solubilidad en agua y su extrema sensibilidad al calor. En este sentido, optar por métodos que minimizan los tiempos de cocción y la cantidad de agua utilizada, resulta esencial para conservar los nutrientes de los alimentos. Y no olvide que la apariencia y la textura son tan importantes como el sabor. En este sentido, la cocina con olla a presión no sólo potencia el sabor de las carnes sino que también les dota de una textura suave y tierna. Asimismo, cocinar las verduras al vapor en una olla a presión en lugar de hervirlas en agua les dará, sin duda, una textura más atractiva.
Prepare aderezos caseros con base de yogur para sazonar sus ensaladas mezclando un envase de yogur natural bajo en grasa con una cucharadita de cebollino picado, perejil, mostaza de Dijon y jugo de limón. Sustituya la lechuga iceberg por la romana. Contiene más vitaminas y es más fácil de digerir.
Dele sabor a sus comidas. El sabor insípido de los platos es la queja más común acerca de la cocina baja en grasa. La clave está en sazonar sabiamente los alimentos. Utilice hierbas frescas y especias. Éstas potenciarán los sabores y olores naturales de los alimentos y harán que sus platos sean menos aburridos.
Opte por leche o verduras hechas puré para espesar sus salsas en sustitución de grasas como el aceite o la mantequilla. Mezcle la leche, caldo casero sin grasa y un poco de harina en una licuadora. A continuación, cocine la mezcla el tiempo suficiente para eliminar el sabor crudo de la harina e incorpórelo gradualmente a la salsa. Si desea añadir algún tipo de almidón, opte por purés de verduras de raíz bajas en carbohidratos tales como la berenjena, coliflor, calabacín, etc. Éstas engrosarán sus salsas maravillosamente sin añadir demasiado sabor. En la elaboración de ciertas salsas, la simple cocción a fuego lento hasta conseguir que se evapore todo el líquido, es suficiente para obtener el grosor y la consistencia deseados.
Elija aceite de oliva para cocinar. Además de sus muchos beneficios para la salud, dará un excelente sabor a sus platos.
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