El día anterior, congelamos el caldo de pescado en los moldes de cubitos de hielo. Ponemos las almendras a remojo unas 4 horas antes de comenzar la elaboración. Pelamos las gambas y las picamos muy finas. Picamos la cebolla del mismo tamaño que las gambas. Mezclamos la cebolla con las gambas y dejamos marinar con un poco de aceite, sal y zumo de lima.
En una licuadora, vertemos 10 cl. de aceite de girasol, unas 30 ramitas de cebollino y una pizca de sal. Trituramos y pasamos por un colador fino. En la misma licuadora, añadimos las almendras, el pan y los ajos, trituramos y vamos incorporando los cubitos de caldo poco a poco, hasta obtener una crema ligera. Salpimentamos al gusto. Podemos agregar un poco de nata líquida para suavizar la textura. Servimos en plato hondo acompañado de las gambas marinadas y decorado con el aceite de cebollino y una ramita de cebollino picado.
El ajoblanco, admite muchas guarniciones, aparte de las gambas u otro marisco, también marida bien con frutas como el melón o las uvas, con taquitos de jamón ibérico o lascas de bacalao confitado. Si no estamos muy acostumbrados al pescado o marisco crudo, otra posibilidad es acompañarlo con las gambas salteadas o al ajillo.
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